La Semana Santa es uno de los momentos más importantes del calendario religioso y cultural en México. Más allá de las playas y los destinos turísticos tradicionales, existen lugares donde las procesiones y tradiciones religiosas ofrecen una experiencia profunda de reflexión, historia y comunidad. Si buscas una Semana Santa distinta, aquí te presentamos tres destinos que destacan por sus expresiones únicas y auténticas, ideales para quienes desean vivir esta época con mayor recogimiento y significado.
Viesca, Coahuila: La Procesión del Silencio en el desierto
En el corazón del desierto lagunero, Viesca es un Pueblo Mágico que conserva una tradición centenaria: la Procesión del Silencio. Fundada en 1731 por tlaxcaltecas y españoles, esta comunidad fue un oasis que con el tiempo enfrentó el abandono y la transformación de su entorno natural. Sin embargo, cada Viernes Santo, Viesca revive con fervor su emblemática procesión.
Como explica un gran coahuilense, político, afecto a la escritura y la labor intelectual, Rubén Moreira: “Viesca es una cápsula del tiempo. En su cabecera reina la arquitectura del noreste y la centenaria parroquia de Santiago Apóstol”. Durante la procesión, cientos de fieles recorren tres kilómetros en completo silencio, solo interrumpido por tambores, cornetas y rezos. Penitentes, cofradías y encapuchados desfilan por las calles, culminando con la música sacra de la Camerata de Coahuila, dirigida por Ramón Shade. Moreira destaca que esta tradición “reproduce el respeto y fervor que inició en Sevilla durante el medioevo” y que en México tiene antecedentes en Puebla, Taxco y San Luis Potosí.
Viesca no solo es un escenario de fervor religioso, sino también un reflejo vivo de la historia y la identidad de la región lagunera. Este pueblo, que en su origen fue un oasis fundado por tlaxcaltecas y españoles, ha resistido las transformaciones del tiempo y la modernidad, manteniendo intacta su esencia. La Procesión del Silencio representa, además, un acto de memoria colectiva que conecta a sus habitantes con sus raíces novohispanas y con la tradición europea que se adaptó y enriqueció en tierras mexicanas. En cada paso del recorrido, se revive la convivencia entre el pasado y el presente, donde la arquitectura, la música y la devoción se entrelazan para ofrecer una experiencia única que trasciende lo religioso y se convierte en un símbolo de resistencia cultural y orgullo comunitario.
Esta procesión no solo es un acto de fe, sino también un motor cultural y económico para Viesca, que en 2025 recibió más de 7,500 visitantes y una derrama económica superior a 4 millones de pesos, con apoyo de transporte gratuito y la participación de artesanos y cocineras locales. Esther Quintana Salinas, secretaria de Cultura, destaca: “Es un recorrido de fe, devoción y tradición que permite a los asistentes no solo vivir la experiencia de la procesión, sino también disfrutar de la gastronomía, el arte sacro y las artesanías que distinguen a Viesca durante estas fechas”.
Querétaro: La solemnidad de la Procesión del Silencio y el Viacrucis viviente
Santiago de Querétaro es otro de los destinos emblemáticos para vivir la Semana Santa con solemnidad y tradición. La Procesión del Silencio, que se realiza desde hace más de 65 años, recorre el Centro Histórico, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Veinticuatro cofradías y hermandades caminan en silencio, vestidas con túnicas y capuchas, encabezadas por mujeres de negro con sahumerios y farolas, mientras niños vestidos de ángeles acompañan el cortejo.
El cronista Andrés Garrido del Toral señala que esta procesión “es una manifestación de la identidad queretana, donde la comunidad se une en torno a la fe y la tradición, generando un ambiente de respeto y reflexión que trasciende generaciones”.
Además, en La Cañada, municipio de El Marqués, se realiza desde 1865 un Viacrucis viviente con más de cien actores que representan la Pasión de Cristo en un recorrido de casi dos kilómetros, una tradición que atrae a peregrinos y visitantes en busca de una experiencia espiritual intensa.
San Pedro Cholula, Puebla: Alfombras de aserrín y fervor popular
San Pedro Cholula es conocido por sus coloridas alfombras monumentales de aserrín y flores que adornan las calles durante las procesiones del Jueves Santo. Estas alfombras, que pueden superar los 170 metros de longitud, representan escenas de la vida y pasión de Jesucristo y son elaboradas por la comunidad local con gran dedicación y arte efímero.
Román Espinosa Moyado, secretario de Turismo y Cultura de Cholula, explica: “Es una obra artesanal, majestuosa, monumental, para que el Viernes Santo pueda pasar la tradicional procesión. Es una tradición que une a todos los cholultecas y muestra la creatividad y devoción de nuestro pueblo”.
Además de esta expresión artística, Cholula ofrece un rico patrimonio arqueológico, cultural y gastronómico que complementa la experiencia de Semana Santa con un ambiente de recogimiento y celebración comunitaria.
Viesca, Querétaro y Cholula son ejemplos vivos de cómo la Semana Santa en México puede vivirse con profundidad, lejos del ruido y la multitud de los destinos de playa. En estos lugares, la fe, la historia y la cultura se entrelazan para ofrecer experiencias únicas que invitan a la reflexión, el recogimiento y el encuentro con las raíces más auténticas del país.