En Hidalgo, la gestión de residuos sólidos enfrenta una crisis que ya no puede ser ignorada. Las recientes multas impuestas por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnath) a los municipios de Pachuca y Tula —más de 90 mil pesos para el relleno sanitario de Huixmí y más de un millón para Tula— son solo una muestra de la incapacidad estructural para enfrentar la crisis ambiental que afecta a la región.
El relleno sanitario de Huixmí, en Pachuca, está al borde del colapso. Con apenas dos meses de vida útil estimada, este espacio enfrenta una saturación crítica en su celda número siete. Desde 2022, se prometió la instalación de una planta separadora de residuos que podría haber aliviado la situación, pero dos años y medio después, ni siquiera ha comenzado a operar. La falta de acción refleja una incapacidad alarmante para cumplir con los estándares establecidos por la Norma Oficial Mexicana NOM-083.
En Tula, las irregularidades en el manejo de residuos llevaron a una multa superior al millón de pesos. Este municipio enfrenta una crisis ambiental histórica agravada por la contaminación industrial y la falta de infraestructura adecuada. A pesar de los constantes señalamientos, las autoridades locales han sido incapaces de implementar soluciones sostenibles que reduzcan el impacto ambiental.
La situación en Hidalgo no es nueva ni exclusiva de estos municipios. Según datos del INEGI, Pachuca genera 1.4 kg de basura por persona diariamente, superando la media nacional. Sin embargo, el estado carece de estaciones de transferencia adecuadas y sigue transportando residuos en vehículos recolectores sin separación previa. Esto no solo incrementa los costos operativos, sino que perpetúa una cultura ambiental deficiente.
El gobierno estatal ha asignado más de 38 millones de pesos para desarrollar infraestructura sanitaria en 37 municipios. Sin embargo, los resultados son cuestionables: el relleno sanitario metropolitano prometido sigue siendo un proyecto en estudio, mientras que municipios como Singuilucan y Villa Tezontepec enfrentan trabas burocráticas para implementar soluciones. La falta de transparencia sobre el uso de estos recursos pone en duda la eficacia del programa estatal.
Mientras países como Alemania reciclan más del 66% de sus residuos sólidos urbanos y Suecia aprovecha su basura como fuente energética, México apenas recicla el 30%. En Pachuca, las inversiones en reciclaje son mínimas, y gran parte del material reciclable termina en vertederos debido a la falta de infraestructura adecuada. Este rezago no solo refleja una falta de visión gubernamental, sino también una ausencia total de políticas públicas efectivas.
La crisis ambiental en Hidalgo es un fracaso directo del gobierno estatal y municipal. Las leyes existen; los recursos están asignados; pero las acciones son insuficientes o inexistentes. Mientras tanto, los ciudadanos pagan las consecuencias con plagas, malos olores y contaminación creciente.