El fracazo de los abrazos:
Tabasco, el estado natal del presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra sumido en una ola de violencia sin precedentes tras la captura de un líder criminal. La detención de Hernán Bermúdez Requena, alias Comandante H, líder del grupo delictivo La Barredora, desató una serie de enfrentamientos, bloqueos y ataques que han paralizado la entidad y puesto en evidencia la fragilidad de las estrategias de seguridad en México.
Villahermosa, capital de Tabasco, se convirtió en el epicentro de los hechos violentos durante la madrugada del 2 de abril. Las calles fueron escenario de balaceras, quema de vehículos y narcomantas. Se reportaron bloqueos carreteros con ponchallantas y ataques a negocios, lo que generó pánico entre los ciudadanos. Aunque las autoridades locales y federales respondieron con operativos conjuntos entre la SSPC, Guardia Nacional, Ejército y Marina, la población sigue viviendo bajo una constante amenaza.
La narcoviolencia no es nueva en Tabasco. En los últimos años, el estado ha registrado un incremento alarmante en homicidios dolosos y enfrentamientos entre cárteles como el CJNG y La Barredora. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), Tabasco tuvo un aumento del 252% en asesinatos entre 2023 y 2024.
La captura del Comandante H, quien previamente había sido secretario de Seguridad Pública bajo el mandato de Adán Augusto López como gobernador, destapó una red de complicidad entre políticos y grupos criminales. Bermúdez Requena fue señalado por operar como líder narco mientras ocupaba su cargo público, una acusación que había sido filtrada por el grupo activista Guacamaya en 2022 pero ignorada por las autoridades.
El gobernador Javier May acusó directamente al senador Adán Augusto López de proteger al Comandante H, lo que ha generado tensiones políticas dentro del partido Morena. Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum defendió al senador, calificando las acusaciones como infundadas.
La violencia ha devastado la economía local. Comercios reportan pérdidas de hasta un 80% debido a los constantes incendios y bloqueos. Los ciudadanos viven con miedo constante ante la posibilidad de ser víctimas colaterales en los enfrentamientos armados. Villahermosa ha despertado varias veces este año con vehículos incendiados y disturbios generalizados.
Las redes sociales han sido inundadas con videos e imágenes impactantes que muestran el alcance de la violencia: patrullas quemadas, tiendas Oxxo incendiadas y calles bloqueadas con ponchallantas. Estas imágenes reflejan un estado atrapado entre la pugna de cárteles y la incapacidad gubernamental para garantizar la seguridad.
Tabasco es ahora un ejemplo claro del fracaso en las estrategias de seguridad implementadas durante el gobierno de AMLO. La caída del Comandante H fue solo una chispa que encendió un polvorín ya existente. Con su estado natal convertido en un infierno del narco, López Obrador enfrenta críticas cada vez más fuertes sobre su política de “abrazos, no balazos”.
Aunque las fuerzas federales han intensificado su presencia en el estado, los resultados han sido insuficientes para contener la ola violenta. Los ciudadanos esperan respuestas concretas mientras su estado se hunde cada vez más en el caos.
Tabasco es hoy un reflejo preocupante de cómo los cárteles han logrado infiltrarse en las instituciones públicas y cómo las pugnas políticas agravan aún más la situación. Mientras tanto, México enfrenta una creciente amenaza del crimen organizado que parece no tener fin.
Horror en Tabasco: