Los habitantes de Pachuca lo saben bien: ir a La Estanzuela un jueves por la noche no es para pasear, es para escapar. Este camino, que serpentea hacia el bosque, es famoso por ser el refugio perfecto para quienes buscan beber hasta perderse, esconderse con amantes o simplemente evitar miradas indiscretas. Y fue precisamente ahí, el pasado jueves 13 de marzo a las 11 de la noche, donde Alejandro Enciso, exdiputado local y actual lamebotas de Morena, protagonizó un accidente automovilístico que dejó más preguntas que respuestas. Su camioneta Jeep volcó tras perder el control, presuntamente por exceso de velocidad. ¿Estaba ebrio? ¿Qué hacía en ese lugar a esa hora? Las dudas sobre el incidente no han dejado de crecer, especialmente considerando la reputación que rodea al político que ya no es relevante.
Además, es un secreto a voces que Enciso tiene una conocida afición al alcohol. Sus borracheras han sido tema recurrente entre quienes lo conocen, y su vida personal está plagada de episodios bochornosos. Uno de los más comentados es aquel en el que su propio cuñado le dejó el ojo morado tras una discusión provocada por su comportamiento errático bajo los efectos del alcohol. Pero este no es el único escándalo en su historial; también es conocido por traicionar a Víctor Velasco, quien fuera secretario particular de Miguel Ángel Osorio Chong cuando este era gobernador de Hidalgo. Enciso filtró información confidencial a Omar Fayad hasta ser descubierto y después despedido.
Tras su paso como secretario particular de Omar Fayad, Enciso no enfrentó consecuencias políticas graves por sus traiciones. Luego de dejar su cargo en el gobierno estatal, regresó a su curul como diputado local del PRI, aunque no por mucho tiempo. En 2023, junto con otros legisladores priistas en Hidalgo, presentó su renuncia al partido y se unió al llamado Grupo Parlamentario Independiente (GPI), encabezado por Fayad. Este grupo eventualmente se integró a la bancada de Morena en el Congreso local.
Este movimiento marcó su transición hacia un nuevo espacio político, dejando atrás su militancia priista para alinearse con Morena bajo la influencia de Fayad. Su trayectoria refleja un patrón de lealtades cambiantes y oportunismo político, lo que ha generado críticas tanto entre sus antiguos aliados como entre sus nuevos compañeros.
Enciso asegura que viajaba como pasajero en su vehículo al momento del accidente. Sin embargo, los reportes apuntan a que el exceso de velocidad y las circunstancias del incidente han dejado más dudas que certezas. Videos difundidos en redes sociales muestran cómo policías municipales permitieron que una camioneta particular levantara el Jeep sin seguir los protocolos establecidos: no hubo grúa, no hubo peritajes y mucho menos consecuencias inmediatas para los involucrados. Enciso y sus acompañantes simplemente se retiraron del lugar como si nada hubiera pasado.
Para colmo, los policías municipales que intervinieron en el accidente fueron despedidos tras la polémica generada por su actuación irregular. Todo apunta a que Enciso intentó “charolear” —presumir influencias políticas— para amedrentarlos y lograr que lo dejaran ir sin aplicar los protocolos correspondientes. Lo más irónico es que actualmente ni siquiera ocupa un cargo público relevante; ya no es nadie políticamente hablando, pero sigue actuando como si estuviera por encima de la ley.
Dos días después del accidente, Enciso publicó un video en redes sociales donde intentó justificar sus acciones. Prometió llevar su vehículo al corralón y pagar cualquier multa correspondiente. Sin embargo, este gesto tardío parece más una estrategia para calmar las críticas que una verdadera muestra de responsabilidad. Su discurso sobre “transparencia” contrasta con las imágenes del accidente y la evidente complicidad policial.
El manejo del accidente automovilístico pone en evidencia cómo personajes como Enciso se benefician del sistema corrupto que ellos mismos han ayudado a perpetuar. Mientras ciudadanos comunes enfrentan sanciones inmediatas por infracciones similares, Enciso disfruta de privilegios que lo colocan por encima de la ley. La separación temporal de los policías involucrados es insuficiente; el problema real es el sistema que permite estas dinámicas.
Alejandro Enciso es mucho más que un irresponsable al volante; es el ejemplo perfecto del político decadente que abusa del poder, traiciona a quienes confían en él y evade responsabilidades con descaro. Su vida pública está marcada por excesos personales, traiciones políticas y un desprecio absoluto por las normas que juró respetar.
Hidalgo merece líderes comprometidos con la ciudadanía, no personajes como Enciso cuyo legado será recordado únicamente por sus borracheras, traiciones y privilegios inmerecidos. Este accidente no solo volcó su camioneta; volcó también cualquier credibilidad que pudiera quedarle.
