El escándalo del hospital fantasma: Omar Fayad, embajador de México en Noruega, en el centro de una tormenta de corrupción
Fecha: 10 de marzo de 2025
En México, donde los casos de corrupción suelen ser noticia recurrente, el escándalo del Hospital General de Pachuca ha capturado la atención nacional e internacional como un ejemplo emblemático de mala gestión gubernamental y abuso de poder. En el centro de esta polémica se encuentra Omar Fayad Meneses, exgobernador del estado de Hidalgo y actual embajador de México en Noruega, quien enfrenta graves acusaciones relacionadas con el desvío de recursos públicos y la inauguración apresurada de un hospital que, tres años después, permanece inoperativo. Este caso no solo pone en evidencia las fallas estructurales del sistema político mexicano, sino que también cuestiona la ética detrás del nombramiento diplomático de Fayad.
El Hospital General de Pachuca, ubicado en San Agustín Tlaxiaca, fue presentado como una obra emblemática que transformaría el sistema de salud en Hidalgo. Con una inversión total reportada de 1,600 millones de pesos (aproximadamente 90 millones de dólares), la construcción prometía ser un modelo a seguir: un edificio moderno con capacidad para atender a miles de pacientes y sustituir al antiguo hospital general construido en 1978.
De los 1,600 millones destinados al proyecto, 1,100 millones fueron asignados a infraestructura y los restantes 500 millones a equipamiento médico. Según los informes oficiales emitidos durante la administración de Fayad, el hospital contaría con cinco quirófanos adicionales, diez espacios más para labores de parto y recuperación, catorce unidades para cuidados intensivos neonatales y treinta y nueve áreas nuevas para observación en urgencias. Sin embargo, estas promesas quedaron muy lejos de la realidad.
Desde su inauguración el 2 de septiembre de 2022—apenas tres días antes del fin del mandato de Fayad—el hospital ha permanecido cerrado debido a problemas graves que incluyen:
Además, se descubrió que parte del terreno donde se construyó el hospital está sobre ductos subterráneos pertenecientes a Pemex, lo que representa un riesgo adicional para su operación.
Uno de los problemas más alarmantes es la ausencia total de agua potable y drenaje. Según residentes locales y trabajadores del sector salud, las autoridades estatales han intentado negociar con los pobladores para extraer agua del municipio sin ofrecer beneficios tangibles a la comunidad. Esto ha generado tensiones entre los habitantes y el gobierno estatal.
La inauguración del hospital fue ampliamente criticada por su evidente apresuramiento. Para muchos observadores políticos y ciudadanos locales, este acto fue percibido como una estrategia desesperada para mejorar la imagen pública de Fayad antes de dejar la gubernatura. La ceremonia contó con discursos grandilocuentes sobre el impacto positivo que tendría el hospital en la región; sin embargo, las puertas permanecieron cerradas desde ese día.
Cuando Julio Menchaca Salazar asumió la gubernatura el 5 de septiembre de 2022, heredó este proyecto incompleto y lleno de irregularidades. La Secretaría de Salud estatal informó que se necesitarían al menos otros 1,000 millones de pesos para corregir los defectos estructurales y poner el hospital en funcionamiento. Además, se descubrieron inconsistencias administrativas relacionadas con la transferencia del hospital al programa federal IMSS-Bienestar.
El caso ha desencadenado múltiples investigaciones por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH). Entre las principales líneas investigativas destacan:
Se sospecha que parte del presupuesto destinado al hospital fue canalizado hacia empresas fachada vinculadas a funcionarios cercanos a Fayad. Estas empresas habrían inflado costos y presentado documentación falsa sobre avances en la construcción.
Las auditorías han señalado posibles actos deliberados para ocultar los problemas estructurales durante la construcción. Esto incluye reportes falsificados sobre inspecciones técnicas y certificaciones incompletas.
El escándalo ha tenido consecuencias devastadoras para los residentes locales. San Agustín Tlaxiaca es una comunidad con acceso limitado a servicios médicos; muchos habitantes esperaban que el nuevo hospital mejorara significativamente las condiciones sanitarias en la región. En cambio, se les ha dejado con una estructura inutilizable que simboliza promesas rotas.
En marzo de 2024, Omar Fayad fue nombrado embajador en Noruega—a pesar del creciente escrutinio sobre su gestión como gobernador. Durante su comparecencia ante el Senado para ratificar su nombramiento, Fayad admitió públicamente: “No tengo ningún mérito para ser embajador.” A pesar de esto, su designación fue aprobada entre críticas generalizadas.
El nombramiento ha sido interpretado por muchos como un intento deliberado para proteger a Fayad contra posibles acciones legales relacionadas con su administración. Como embajador, Fayad goza de inmunidad diplomática que complica cualquier proceso judicial en su contra dentro del territorio mexicano.
Para los residentes afectados por este escándalo, el caso no es solo un tema político; es una crisis humanitaria. Durante una reciente conferencia conocida como “La Mañanera del Pueblo,” el periodista Marco Olvera confrontó directamente a la presidenta Claudia Sheinbaum sobre las irregularidades del hospital fantasma. Olvera describió el proyecto como un “elefante blanco” e instó al gobierno federal a tomar medidas concretas contra Fayad.
Organizaciones civiles han organizado protestas frente al edificio abandonado exigiendo justicia y transparencia. Los pobladores han señalado que mientras ellos enfrentan carencias médicas graves, millones fueron malgastados en una obra inútil.
El caso ha comenzado a resonar fuera de México debido al rol diplomático actual de Fayad. En Noruega, activistas locales han cuestionado cómo alguien con antecedentes tan controvertidos puede representar a México en el extranjero. Aunque las autoridades noruegas no han emitido comentarios oficiales sobre las acusaciones contra Fayad, su presencia pone bajo escrutinio los estándares éticos del servicio exterior mexicano.
El escándalo del Hospital General de Pachuca representa mucho más que un caso aislado; es un reflejo preocupante del impacto devastador que puede tener la corrupción sistémica en comunidades vulnerables. Mientras las investigaciones continúan avanzando lentamente, muchos mexicanos se preguntan si Omar Fayad enfrentará alguna consecuencia real o si permanecerá protegido por su posición diplomática.
Este caso plantea preguntas fundamentales sobre la rendición cuentas en México: ¿Puede un sistema político permitir que figuras controvertidas evadan responsabilidades mientras ocupan altos cargos? ¿Será este otro capítulo más en la larga historia mexicana marcada por impunidad? Para los ciudadanos afectados por esta crisis sanitaria y financiera, estas preguntas no pueden quedar sin respuesta.
En última instancia, este episodio pone bajo prueba tanto al gobierno federal como al sistema judicial mexicano: ¿priorizarán justicia y transparencia sobre conveniencia política? ¿O permitirán que este escándalo se pierda entre otros tantos casos similares? La resolución del caso podría marcar un punto crucial para determinar si México está verdaderamente comprometido con combatir la corrupción o si seguirá siendo víctima perpetua del abuso institucionalizado.