En la actualidad, la política en Hidalgo está inmersa en una compleja red de manipulación informativa que ha venido tomando fuerza y sofisticación en los últimos años. Bajo la administración menchaquista de Morena, se han destinado millones de pesos públicos para financiar una extensa operación digital que gira en torno a la creación y mantenimiento de páginas falsas y bots en redes sociales, tan solo a lo que va del año lo reportado oficialmente alcanza casi los 12 millones. Estas plataformas, entre las que ahora podemos mencionar Radar Pachuca, Reloj Informativo Pachuca, Voces de Pachuca y Horizonte Pachuca, tienen un mismo objetivo claro: se dedican a lanzar flores al alcalde de Pachuca, y concentran todos sus esfuerzos en atacar sin piedad al PRI, a su presidente estatal y a la senadora hidalguense, quien es además presidenciable y secretaria nacional de ese partido; a pesar de su derrota frente a Morena en 2022, Carolina sigue ganando popularidad ahora a nivel nacional.
La operación de bots e implementación del chayote forzado es algo de lo que bien sabe Morena. Este fenómeno no es algo que haya surgido de la nada. La estrategia de manipulación digital y propagación de noticias falsas tiene raíces profundas y un pasado que se remonta al gobierno anterior encabezado por Omar Fayad. Sin embargo, existen diferencias significativas entre las tácticas utilizadas en aquel entonces y las que ahora despliega Morena. Mientras que en la era de Fayad la ofensiva mediática buscaba principalmente en autoadulación, la administración actual de Morena ha reorientado esta estrategia enfocándola directamente en la descalificación sistemática de sus adversarios políticos más cercanos. Ya en el remoto 2012 la casa de campaña de Enrique Peña Nieto había detectado la intrusión de bots desde Venezuela para intentar influir a favor de AMLO en aquella red que se llamaba Twitter, Morena se sabe bien este camino.
En paralelo, medios con una tradición sólida y reconocida dentro de la región han visto su independencia editorial puesta a prueba. Medios como Trapiche Digital y Diario de las Huastecas, que durante mucho tiempo se distinguieron por mantener una línea informativa crítica y autónoma, enfrentan hoy una disyuntiva muy compleja. Estos medios no son simples creaciones digitales o páginas falsas; son organizaciones periodísticas reales que, víctima de las presiones políticas y económicas que priva la coyuntura actual, han tenido que adaptarse para sobrevivir. En este proceso, lamentablemente, han cedido una parte significativa de su independencia editorial, lo que comúnmente en la jerga periodística y política se denomina “chayote”, es decir, la recepción de recursos públicos a cambio de una cobertura favorable o la omisión de críticas sustanciales al gobierno.
El drama de esta situación da cuenta de la doble realidad que permea en la comunicación política local. Por un lado, la creación de bots y cuentas automatizadas que operan como maquinaria repetitiva y monolítica que distorsiona y direcciona el debate en redes sociales; por otro, medios tradicionales que, aunque conservan estructura física y personal humano, han optado por concesiones y acuerdos que limitan su capacidad de actuar como contrapeso informativo y crítico al poder.
Este entramado comunicativo se ha intensificado debido a la profunda crisis nacional que atraviesa Morena. La muerte violenta de Carlos Manzo —un episodio que sacudió a la opinión pública por su naturaleza y consecuencias— ha dejado al descubierto las grietas internas y las sospechas de corrupción que rodean a la cúpula del partido, así como a los hijos del expresidente López Obrador. Esta combinación de eventos ha provocado que la sociedad mexicana, en general, y la hidalguense, en particular, respondan con una indignación pocas veces vista, como si desde las más profundas heridas sociales se hubiera lanzado una bomba molotov simbólica en defensa de la dignidad y a favor de una transparencia que hoy parece ausente.
Más allá de la tecnología, la estrategia de manipulación informativa se convierte en una herramienta de control político. Al controlar la narrativa dominante, Morena busca minimizar las críticas y presentarse como la única opción viable y legítima, mientras busca desacreditar a la oposición con ataques coordinados y sistemáticos. Cada posteo, cada comentario de bot, cada nota en medios “adicionalmente financiados” contribuye a este tejido de desinformación que, de no ser contrarrestado, amenaza con socavar todavía más la ya frágil democracia.
Para el ciudadano común de Hidalgo, el panorama es desalentador. La información confiable es un bien escaso cuando la mayoría de lo que circula está teñido de intereses políticos, ocultando la realidad y manipulado la percepción pública.
