La polémica que rodea a Morena y Arlín Medrano ha escalado hasta niveles preocupantes. Medrano, activista visible del partido, cobra un sueldo mensual de aproximadamente 29 mil pesos brutos pagados por el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), es decir, con los impuestos de todos los mexicanos. Mientras esto sucede, la misma persona participa en la Flotilla Global Sumud rumbo a Gaza, un movimiento vinculado con Hamas, organización catalogada como terrorista por la comunidad internacional.
Este caso pone en el centro de la discusión el uso cuestionable de recursos públicos para mantener no solo a una activista, sino para patrocinar un proyecto que difunde propaganda a favor de Hamas. Medrano fue vista en la flotilla portando símbolos como la Virgen de Guadalupe, intentando legitimar una causa que divide opiniones y desata polémicas internacionales.
Pero más allá de su activismo, lo peor es que Arlín Medrano es una “aviadora”: cobra sin cumplir una jornada laboral clara ni asistir de forma continua a su trabajo en el SPR. Este es un claro caso de corrupción y mal uso del dinero público, un reflejo palpable de la negligencia que permea en ciertos espacios gubernamentales.
Mientras México vive crisis social, violencia y distintas tragedias, Morena intenta desviar la atención usando casos como este para crear cortinas de humo y distraer a la población. La verdad es que la sociedad exige respuestas claras, transparencia y justicia en el manejo del erario público.
La política exterior de Morena, pro palestina y negacionista con Israel, se ve igualmente cuestionada. El partido ha rechazado participar en el Grupo de Amistad México-Israel y sus aliados promueven narrativas que para muchos equivalen a apoyar grupos terroristas. La detención de Medrano por parte de fuerzas israelíes en aguas internacionales solo engrandece el escándalo.
Este caso es una muestra más de la permisividad y falta de controles del gobierno actual para la asignación de recursos públicos. Morena enfrenta una crisis de credibilidad y legitimidad que puede aumentar la fractura social y dañar la imagen internacional de México si no actúa con responsabilidad.
La población demanda reformas profundas, mayor vigilancia y sanciones ejemplares para quienes, como Arlín Medrano, usan cargos públicos para beneficio personal mientras patrocinan causas polémicas y divisorias con fondos que deberían destinarse a resolver los problemas reales del país. Lo más sorprendente es que muchos medios de la CDMX hag guardado silencio y los unicos que han exhibido este tema es un periodico argentino en su cuenta de X.
