El secretario Miguel Ángel Tello Vargas será recordado, sin duda, como el político que se creyó rockstar y que convirtió la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Pachuca en el hazmerreír del medio cultural hidalguense. Usó sus influencias para apropiarse del tiempo que correspondía a otro escritor, aprovechó para tomarse fotos con libros ajenos y se pavoneó como la estrella del evento, generando una verdadera comedia de egos y falta de respeto.
James Nuño, autor de Cazador de Erratas, contó públicamente su amarga experiencia: su presentación se retrasó más de 40 minutos en la Feria del Libro Hidalgo 2025 porque el secretario Tello, a pesar de advertencias sobre respetar los horarios, se extendió sin límite. Nuño llegó 15 minutos antes de su turno y encontró que el evento anterior seguía en marcha.
A las 6:05 pm, con la presentación oficial programada para las 6 pm, la ronda de preguntas y respuestas que dirigía Tello con cinismo parecía eterna. Las preguntas y respuestas se alargaron en una cadena interminable mientras quienes esperaban afuera miraban atentos el reloj. Fue hasta las 6:30 pm que finalmente Tello bajó del escenario caminando con ese aire mesiánico, saludando y sonriendo a modo de estrella, en un gesto que contrastaba con la impaciencia del público.
La escritora pachuqueña Ilallalí Hernández expresó su molestia e indignación al ver cómo la presentación legítima de Nuño se veía afectada por la prolongada y desordenada participación de Tello. Donde sembró aplaudidores: personas con pancartas y lonas a favor de Tello durante el evento añadieron tintes políticos a una actividad que debía ser cultural, alimentando la percepción de que el espectáculo había degenerado en un mitin personalista.
Como titular de la Unidad de Planeación y Prospectiva, Miguel Tello debería encabezar planes y estrategias para el desarrollo real de Hidalgo. Pero su labor se limita a discursos técnicos vacíos y reportes burocráticos que no se traducen en resultados palpables, perpetuando un tejido clientelar donde los recursos fluyen sin transparencia ni rendición de cuentas.
En Morena, su rol nacional es más ornamental que sustantivo. No destaca por liderazgo ni por capacidad para mediar conflictos delicados, lo que le deja relegado en la compleja arena política estatal.
El comportamiento impertinente de Tello en redes sociales, dominado por ataques y provocaciones, refleja la inmadurez de un político que no sabe ni cuándo hablar ni cuándo callar. Esta incapacidad digital solo trae desgaste y desgaste para su imagen y la de su partido.
Miguel Ángel Tello Vargas simboliza la ausencia de compromiso, ética o visión que aqueja a muchos políticos juveniles. Hidalgo merece políticos que aprendan del pasado para construir futuro, no juniors que solo poseen ruido, egos inflados y clientelismo.
Las prácticas de antaño las abraza Tello con amor, como aquí se puede ver en la portada de la revista Campaigns & Elections, cuyo costo por aparecer ahí dicen los que saben ronda entre los 200 mil y los 400 mil pesos.
