En Calnali, Hidalgo, la disputa entre el Partido del Trabajo (PT) y Morena ha saltado a la luz con una denuncia directa y fuerte de la alcaldesa petista Corina Jiménez Melo. En su primer informe, acusó a la Secretaría de Agricultura, liderada por Napoleón González, de favorecer solo a “ciertos grupos de antes”, mientras que comunidades campesinas e indígenas como las de Calnali quedan marginadas de los apoyos oficiales.
Este conflicto no es solo un problema administrativo, sino la expresión clara de una guerra interna entre PT y Morena, aliados en el poder pero rivales encubiertos. Morena, con respaldo del gobernador Julio Menchaca, se ha apropiado del control de los recursos para alimentar a sus propios grupos y negocios, dejando fuera a los petistas y a las poblaciones más vulnerables.
Mientras el PT crece en municipios clave y reclama respeto a su cuota de influencia, Morena monopoliza las candidaturas, los programas y decisiones políticas, relegando a sus supuestos aliados a un segundo plano. Esta pelea se refleja directamente en la política agraria, donde la Secretaría se convierte en un instrumento partidista, no en una ventanilla de apoyo al desarrollo rural.
Los programas agrícolas para la entrega de animales, huertos familiares y apoyos a mujeres rurales que deberían llegar a todos se concentran en un grupo reducido y favorecido, perpetuando desigualdades y exclusiones históricas. La población rural y originaria de Calnali vive al margen de los beneficios que la burocracia partidista administra con favoritismos evidentes.
Corina Jiménez Melo afirmó que ya notificó al gobernador Menchaca sobre esta injusticia y exigió un trato equitativo para su comunidad y otras similares. Su denuncia revela una crisis profunda de transparencia, justicia y gobernabilidad que afecta directamente a quienes más dependen del campo para sobrevivir.
Este enfrentamiento político daña la imagen del gobierno estatal y erosiona la confianza del electorado hidalguense, que observa cómo sus representantes de oposición reciben un trato desigual que limita su capacidad de gobierno y de atender a sus constituyentes.
La rivalidad PT-Morena en Calnali y en Hidalgo debe ser vista con atención porque detrás de ella están las oportunidades y bienestar de miles de campesinos y mujeres rurales que esperan respuestas concretas y no juegos de poder.
Es vital que la sociedad civil se mantenga atenta y exija compromiso real de ambas fuerzas políticas para superar sus diferencias y centrar esfuerzos en el desarrollo sostenible y justo del campo hidalguense.
Mientras persista esta guerra intestina, las promesas de apoyo y progreso rural serán solo humo y las comunidades seguirán esperando que la política se ponga realmente al servicio del pueblo, no de unas siglas o intereses personales.
