La narcopolítica, corrupción e inseguridad en México, bajo el mandato del partido Morena, se han convertido en un foco de atención y tensión diplomática que afecta la reputación y estabilidad nacional. La prensa extranjera más influyente y gobiernos vecinos como Estados Unidos observan con creciente preocupación las dificultades del país para contener la influencia del narcotráfico en las estructuras políticas.
The Wall Street Journal y otros medios estadounidenses destacan la presión que el gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, ejerce sobre la administración de Claudia Sheinbaum para enfrentar la penetración criminal en la política mexicana. La grave fuga del traficante de fentanilo Zhi Dong Zhang, bajo custodia de la Guardia Nacional, evidenció las debilidades operativas y tensó aún más las relaciones diplomáticas y de seguridad.
Las investigaciones recientes exponen una red simbiótica entre el narcotráfico y la política en México, donde grupos criminales financian campañas electorales y operan con impunidad gracias a la complicidad o lenidad de funcionarios públicos. El Centro Católico Multimedial ha denunciado la existencia de “una cloaca de corrupción” que cubre y protege a figuras clave, como el exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, acusado de liderar el brazo armado “La Barredora” vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). A pesar de las órdenes internacionales de aprehensión, su permanencia en el poder refleja la ineficiencia y limitaciones del sistema de justicia.
Además, proyectos ciudadanías como el portal “Narcopolíticos” han empezado a documentar y exponer públicamente a políticos con presuntos nexos con el crimen organizado, buscando generar presión social ante la ausencia de una respuesta judicial efectiva. Esta iniciativa apartidista visibiliza casos en Morena y otros partidos, denunciando la profundización del fenómeno y la incertidumbre en el combate a la corrupción.
Desde el ámbito político, opositores como el PRI han presentado denuncias formales ante organismos internacionales como la ONU y la OEA, acusando a Morena de permitir y facilitar la narcopolítica, incluso en procesos electorales recientes. El escenario sugiere que la fragilidad institucional y las redes de poder criminales han logrado permear niveles federales, estatales y municipales, complicando las perspectivas de recuperación democrática y seguridad.
La comunidad internacional observa con atención la crisis que socava la capacidad del Estado mexicano para combatir la corrupción y la violencia. Morena deberá demostrar cambios concretos para restaurar la credibilidad y estabilidad de México en la arena global.