En Tianguistengo, Hidalgo, donde casi el 80% de la población vive en pobreza, el presidente municipal Febronio Rodríguez se dio el lujo de celebrar los XV años de su hija con un fiestón de dos millones de pesos y “El Komander” como estrella, cantando narcocorridos a todo volumen. La recomendación federal de no promover apología al crimen organizado le pasó por alto, porque para él la austeridad es solo un cuento.
Mientras tanto, su nómina es un verdadero vals familiar: esposa síndica, cuñada encargada de fondos, concuño tesorero y sobrino director, todos cobrando sueldos que parecen más un privilegio que un salario público. ¿Dinero público? La Contraloría estatal investiga, pero el gobernador Menchaca ya dijo que si es dinero de su bolsillo, que haga lo que quiera. Claro, porque en Morena la transparencia se baila con los ojos cerrados y la cartera bien abierta.
Febronio no solo baila sobre la pobreza de su pueblo, sino que lo hace al ritmo de narcocorridos y con la nómina familiar como orquesta. Y mientras la investigación sigue, todos sabemos que aquí lo importante es que el show continúe, aunque sea a costa del pueblo.
La finisima persona de Febronio: inculcandole a su hija de 15 años música de narcos.